lunes, julio 18, 2005

Harry Potter and the half-blood prince. Reflexiones P2P

Leyendo el blog del Profesor Dans, me entero (con retraso) de que 12 horas después del lanzamiento del susodicho libro, ya había disponible una versión electrónica. A mi Harry Potter me encanta, y, como no me gusta leer en inglés, me lo compraré en castellano en cuanto salga, pero por curiosidad he puesto el aMule a funcionar a ver cuánto tarda en bajarse.

No es momento este para reflexionar sobre los libros electrónicos, el copyleft y todo esto. Ya hay grandes eruditos por la red que saben de todas estas cosas. Yo sólo quiero reflejar el flash que me ha venido al encender el aMule.

¿Que puede tener de especial un programa tan simple y usado como es el cliente P2P? Pues cuando lo he encendido, estaba pensando lo siguiente (con la mente perdida en otras cosas):

-Jo, ahora habrá mogollón de peña descargándolo y estará colapsao el servidor y tardará un montón.

En ese momento se me ha encendido la bombilla. Joder, necio, me he dicho. Pero si cuanta más gente haya descargándolo, mejor!!! Y me he sentido liberado. El problema de cualquier cosa siempre es la cantidad de gente que hay. Si algo es gratis, seguro que habrá una interminable fila de gente que no tiene otra puta cosa que hacer y está ahi, para joder. Por ejemplo el roscón de San Valero que hacen en la plaza del Pilar de Zaragoza. Como es gratis, y te dan roscón y chocolate, no merece la pena ni pasarse, porque imagino que a alguien le compensará hora y media de espera y tres cabreos por gente que se cuela por un miserable trozo de roscón, pero a mi no. Otro ejemplo son los crios que se lian a jugar a las consolas de prueba en los grandes almacenes. Ahora ya casi no hay, pero cuando yo era crio me quedaba esperando pensando que algún dia me tocaría. 15 años han tenido que pasar para que viera mi propia estupidez.

Ahora lo mismo. Joder, como es gratis, habrá millones de personas. Claro!!! Esa es la magia de las P2P. Se aprovechan del mal endémico que siempre arrastran las cosas gratis. Nos eliminamos el síndrome de los cuatro de siempre (este síndrome está científicamente probado, y es que cuando algo es gratis, y tiene plazas limitadas, está ocupado siempre, pero siempre siempre, por las mismas personas, que parece que duerman ahí. Prueben con un billar cercano a una facultad universitaria, verán que no van a poder jugar jamás porque están los cuatro de siempre).

Bueno, que rallada me ha salido, pero es que las ideas comienzan a agolparse en mi cabeza a estas horas ya...

No hay comentarios: