miércoles, febrero 21, 2007

Lamentaciones. Preguntas

Si, ya sé que el pasado es el que es y no se puede cambiar... pero hoy no puedo dejar de pensar: ¿por qué no podría haber sabido cuando tenía 18 años todo lo que se ahora? ¿por qué no estudié una carrera de letras?

Joer, si es lo que tendría que haber hecho antes de cogerle tanto asco a la Universidad (el ambiente de vagancia generalizado, los nervios artificales de los examenes, la desidia de los profesores, etc), pero me doy cuenta tarde.

No debo lamentarme de decisiones tomadas en el pasado, no debo lamentarme de decisiones tomadas en el pasado. Quizás si lo repito muchas veces me lo acabe creyendo.

¿Qué pinto yo programando ordenadores? ¿Qué clase de estupidez es esta? Me miro a mi mismo desde fuera, con los ordenadores y no entiendo nada. Todo es surrealista.

Creo que ya sé por que me siento tan desubicado.

martes, febrero 13, 2007

Vivir en las ciudades

Adoro la ciudad, es un hecho. Casi siempre suelo oír que la vida en la ciudad no es vida, que si hay mucha contaminación, que el estrés de tanta gente... Cada fin de semana miles de personas salen en masa de la ciudad para dispersarse por los bellos paisajes rurales que tanto abundan en esta geografía nuestra. Llegan al pueblo, normalmente el pueblo de su infancia o uno muy similar, y recuerdan lo bien que lo pasaron cuando eran niños, no oyen ningún ruido y eso les relaja, les tranquiliza. Sin estrés, dejando atrás todos los problemas asociados a la ciudad, se dedican por unos dias (las llamadas "vacaciones", ese invento del sistema para hacernos creer menos esclavos) simplemente a existir. La verdad es que si lo piensas un poco, es profundamente zen esa filosofía.

Bueno, a mi ese silencio, ese aire puro, esas noches oscuras la verdad es que me desquician. Cuando estoy bajo de ánimos, paseo por alguna calle populosa. Cuanto más grande y más contaminada mejor. Veo gente a mi alrededor, coches, luces y ruido. Respiro ese aire viciado al que tan acostumbrados están mis pulmones. Camino por llanas superficies de cemento y asfalto, abrazando la agradable sensación de encontrarme en un hábitat fabricado a medida para mi, sin depredadores, sin bichos molestos, donde los peligros son identificables y evitables. He nacido en la ciudad, me he criado en ella y sigo viviendo en ella. Igual que mi padre, igual que mi abuela, igual que mi bisabuelo. Nunca tuve un pueblo al que ir a pasar los veranos. Tampoco lo necesité. Aquí tengo teatros, tengo cines, tengo conciertos: soy una criatura de neón, uno de esos productos del ensanche de los que habla William Gibson en sus novelas. Soy el futuro.

En cuanto a la población que dice agobiarse en la ciudad, debo decir que ésta es un mero reflejo de la sociedad que la habita. Nuestro país es enorme (para los cánones europeos), pero cuando recorres su privilegiada geografía hay cientos y cientos de kilómetros de estepas y llanuras totalmente vacías, rotas de vez en cuando por ciudades de alturas elevadas, apelotonadas. No, no me vengan con la excusa de "es que no se puede construir en otro sitio, sólo en terrenos edificables, bla, bla". Mentira. En otros paises europeos (por ej, Holanda) la gente vive en casitas bajas, separadas a lo largo de todo el país. Aquí todos quieren (queremos) vivir en el centro de la ciudad, lo más cerca posible del meollo. En pisos, rodeados de gente por todas partes. No me vengan con hipocresías. La gente alrededor, la manada, el hábitat creado a medida les gusta tanto como a mí, les hace sentirse igual de cómodos. Lo que les estresa es su esclavitud, no el ambiente. Dejen de ponerse excusas y abracen la privilegiada sensación de vivir en un hábitat fabricado por nosotros y para nosotros.

jueves, febrero 08, 2007

Los usuarios de Blogger suelen ser gente inteligente. Al fin y al cabo, escribir a diario obliga a pensar y para teclear es necesario coordinar la vista y el movimiento de las manos. Si al final acaban despidiéndote, seguramente en el fondo es lo que deseabas.

Biz Stone, trabajador ilustre de Google
via La Maldición de Sísifo

Siento haber puesto dos citas hoy, pero este tio sinceramente se lo merece como el que más.

Por lo que sabemos, incluso existen estadísticas que lo demuestran, que dos horas de trabajo al día son suficientes para garantizar el buen funcionamiento de la economía mundial.

Biz Stone, trabajador ilustre de Google
via La Maldición de Sísifo

Toma ya.

miércoles, febrero 07, 2007

Contando mi vida

Demasiados días he dejado mi blog en boca de otros (bien acotaditos se podría decir que forman parte de mi filosofía) y ya va siendo hora de que escriba unas cuantas palabras salidas de mi caótico cerebro.

Tras esta estúpida disertación que suena a disculpa (¿debería disculparme por lo que escribo aqui?), vamos al turrón. La verdad es que estoy feliz. El trabajo me ralla, y mucho. Me jode que gente mucho más ignorante e infinitamente menos creativa se considere por encima simplemente porque "se fija" más en las cosas. Hay algunos que hacen bien el trabajo estúpido y repetitivo y otros que no, y me resulta extremadamente fastidioso tener que aguantar a gente que se pone por encima porque haces peor que ellos un trabajo de mierda que no le interesa a nadie. Y yo me pregunto, ¿debería considerarme por encima de ellos simplemente porque no son capaces de imaginar algo mejor? No, sólo me dan pena. Si se limitaran a dejarme en paz, sólo me darían pena, pero es que cuando me miran con lástima... A cambiar de trabajo tocan, antes de que me de por venir a la oficina con una katana. Fijo que si. Cambiar a un trabajo donde no me traten como a un becario. También debo reconocer que no toda la culpa es suya. Mi actitud frente al trabajo no es la correcta. Se me nota que lo que hago no me interesa, que lo hago con desgana. Mi aura es pura desidia. El trabajo ha pasado a tener una importancia tan baja, que cuando salgo de aquí ni siquiera me acuerdo de que trabajo. Consiguientemente, cuando vuelvo al dia siguiente a la oficina, ni siquiera recuerdo lo que andaba haciendo el dia anterior y eso me debe hacer parecer terriblemente estúpido cuando no sé responder a las preguntas sobre conversaciones que tuvimos ayer mismo.

Pero no todo en la vida es trabajo. Si todo lo fuera, estaría como estaba hace un año: deprimido, gris y sin esperanza. Fuera del trabajo, la vida no podría ir mejor: tengo novia, canto en un coro, estudio música, canto, estoy en tres grupos de teatro diferentes y estoy cumpliendo mi objetivo de ir, por lo menos, una vez a la semana al cine (aunque me vaya solo). Dentro de dos semanas empiezan los aplausos (si, aunque sólo de sean madres y amigos, seguro que saben a gloria). Encima hay más proyectos en perspectiva. El grupo de thrash metal empieza a tomar forma como idea en las cabezas de algunas personas. Tardará tiempo, pero algo se montará. ¿Ah, que no he hablado nunca del grupo que estaba pensando montar? Vaya, qué despiste. Para otro post.

martes, febrero 06, 2007

Lo de pedante ya me lo decían en el cole. No me preocupa ese adjetivo. Es sólo la forma en que un individuo de menor cultura ve a quién la tiene por encima de él.

Sánchez-Dragó
Si, me cae fatal. Quizás porque veo reflejado en él lo que yo seré dentro de algunos años.

lunes, febrero 05, 2007

Hay otras muchas costumbres argentinas que el español no comprende: el peronismo, por ejemplo; la televisión por cable, la palabra “prolijo”, el relato radiofónico de fútbol en donde el locutor entienda de fútbol, la ironía publicitaria, la autocrítica, el cine subtitulado, etcétera. Son todas nebulosas difusas en el cerebro ibérico.

Orsai
Qué grande es Hernán. Pero qué grande.