martes, enero 31, 2006

Aclaraciones (Parte 2: La Técnica)

Metámonos en harina: escribí ese post donde reflexionaba sobre la conveniencia de crear otro blog, más enfocado hacia la literatura donde escribir verdadera calidad con una temática algo menos personalista: crear arte y belleza en el ámbito en el que más cómodo me siento que es la literatura. El objetivo era atraer masas de lectores que pudieran darme su opinión sobre lo escrito y satisfacer así a ese artista que se supone llevo dentro.

Esta idea era preciosa, pero el post en sí mismo me quedó tan mal escrito que pensé en escribir unas cuantas aclaraciones, aunque nada más que fuera para mí, porque si yo mismo no conseguía entenderlo, los demás pffff. En la primera parte de esas aclaraciones, me refería a mi subido ego como uno de los problemas para tener éxito: a la gente le gusta sentirse superior al que escribe, ergo éste debe ponerse por debajo del lector.

Ahora bien, algunos lectores míos podrán decir que ésto no es cierto: que Nabokov no se ponía por debajo de nadie, que tenía un ego desmesurado y que se creía el mejor escritor, si no de la historia entera, al menos de su tiempo. Y tuvo un éxito considerable. Esto desmontaría mi teoría si no fuese por la otra razón por la que alguien puede llegar a poder cobrar muchos eypos por cada conferencia. Y esta razón no es otra que la de ser realmente el mejor de todos. Creo que nadie me podrá discutir que nuestro amigo Vladimir es uno de los mejores escritores de la historia, y que duda cabe que el mejor de su tiempo. Ala, sin necesidad de ser humilde. Se es bueno y punto.

Pero seamos realistas. Servidor no es Nabokov, ni Bukowski, ni Homero, ni Cervantes, ni Gibson, ni Herbert. Ni siquiera es una J.K.Rowling o un Vázquez-Figeroa. Me atrevería a jurar que ni siquiera llega el abajo firmante a ser un Dan Brown. Y esto puede achacarse a dos motivos. El primero y más obvio es el talento. Los de la primera lista tienen verdadero talento, escriben bien porque no han nacido para otra cosa. Si no fueran escritores de éxito serían alcohólicos amargados porque nadie les lee. No se les ocurriría estudiar una carrera de ciencias o tratar de trabajar de programadores informáticos. El segundo motivo es la técnica. Si el talento es algo que está ahí, pero que te deja dormir por las noches y te permite hasta dedicarte a alguna otra cosa (que no sea un trabajo de baja cualificación mientras esperas tu gran oportunidad), es necesaria una técnica para darle estilo al lenguaje. Un estilo que haga el texto bonito, sonoro y bello.

La técnica (o retórica) es lo que nos permite crear un texto que sea como un río, que permite que los ojos se deslicen sin esfuerzo aparente mientras la imaginación crea las imágenes que sugiere la historia, dando así una impresión perfecta de belleza, tanto física como espiritual. Y esto conlleva un esfuerzo y un saber hacer: que las palabras se ajusten exactamente a lo que se está tratando de contar, que las frases subordinadas no nos hagan olvidar lo que decía la oración principal, y un etcétera tan largo que me da pereza sólo de aprenderlo.

Porque como observarán mis lectores más avispados y leídos, mi retórica hace aguas por todas partes. Vomito pensamientos y los plasmo en un texto, sin dotarle de estructura, de ritmo narrativo, de magia... Vamos, que se puede volver extraodinariamente confuso aunque tenga claros mis pensamientos.

Como sabrán los que me conocen ya del año y pico que llevo vertiendo pensamientos a esta nuestra Red, yo soy mucho de hablar y poco de hacer. Cierto es, entono el mea culpa, pero no es menos cierto que admitir que se tiene un problema es el primer paso para solucionarlo. Gracias al amigo Eduardo, he descubierto un manual de retórica, al que he añadido a los favoritos para mirarlo algún día. Rezo (aunque aún no he decidido a qué Dios) para que corra mejor suerte que ese curso de guión de cómic que leí de cabo a rabo pero del cual no hice ni un maldito ejercicio. Aunque lo tengo pendiente, todo es ponerse y algún dia...

Por lo pronto, he tratado de escribir pensando la estructura de mis textos, poniendo cuidado en la exposición del tema de una manera más coherente que en el pasado. Esperemos que este sea el primer post de una nueva etapa en este su blog.

Permanezcan atentos a sus navegadores, dentro de poco, la tercera parte de estas aclaraciones: Las Lecturas.

jueves, enero 26, 2006

Siento no poder escribir pero...

...el médico me lo ha prohibido.

No, no se trata de que al médico tampoco le gusten mis extrañas diarreas mentales, simplemente que el domingo me rompí la muñeca esquiando (se me salio el hueso y todo, vaya folklore) y la escritura es un ejercicio que, de momento me está vedado.

De hecho, escribir este pequeño párrafo ha conllevado un dolor casi insportable. Pero lo hago por ustedes, fieles lectores, para que sepan la estima en la que les tengo.

Estaré de vuelta cuando esto deje de dolerme.

viernes, enero 20, 2006

Aclaraciones (Parte 1: El Ego)

El post anterior, que ya he corregido dos veces, me quedó como uno de los peores que he escrito jamás. Tenía un empanamiento considerable y cometí, aparte de los fallos de consistencia en los que incurro continuamente, en fallos gramaticales que harían sonrojar a un alumno de 3º de ESO.

Esta entrada tiene el objetivo de aclarar un poco mis motivos, y profundizar en los pensamientos que me han hecho llegar a concebir la idea de embarcarme en ese nuevo proyecto. También me gustaría comentar las ideas en contra que me hacen dudar.

Por supuesto, todo nace de un sentimiento que emana del carácter. Siempre debe haber un carácter que sea la razón primera que nos pueda lleva a escribir en esta blogocosa, a lanzar las palabras al viento, aunque a nadie puedan interesar. Y, de aquí sacamos la razón básica que me impulsa a crearlo: "si ellos pueden, yo también". Es decir, a diferencia de otros bloggers de mucho éxito (léase el inadaptado, por poner un ejemplo), no soy un sociópata compulsivo, amargado por mi aspecto y sin autoestima. Más bien al contrario: tengo la autoestima por las nubes y a raíz de esto creo que soy listo (ojo, que no sólo lo digo yo, que también lo dice mi madre), que estoy de bastante buen ver (eso lo dicen las muchachas, no sólo mi madre), y creo tener alma de artista (esto último es mentira, pero creérmelo me hace sentir mejor, sean clementes y concédanmelo). Pues resulta que me di cuenta de que los blogs de éxito (al menos la mayoría) siguen cuatro (si llegan) normas básicas y que son de muy fácil adaptación.

Evidentemente, este descubrimiento me hizo ver que cualquier mentecato (de esa pléyade de inadptados que pueblan este mundo nuestro, tan etéreo y virtual) es capaz de escribir un blog con 50000 visitas y 10-12 comentarios por post. Pues si un mentecato puede, yo, que soy listo (de verdad, pregúntenle a mi madre), soy perfectamente capaz de aplicar con raciocinio esas normas y conquistar al público. Pues claro, dónde iremos a parar.

Ah, que fácil, ¿verdad? La fama a tan sólo un paso. Pues no, queridos lectores. Ese paso es un pequeño paso para los tarugos, pero un gran paso (muy grande) para el que suscribe. ¿Y cual es ese paso? empiezan ya a preguntarse los ansiosos lectores, ávidos de una resolución final: pues nada más y nada menos que la humildad.

Si señores, después de mucho tiempo leyendo y un sesudo estudio, he descubierto que hay dos maneras de llegar a la fama en el mundo de los blogs: o escribiendo muy muy muy bien, o siendo una criaturita patética. Bueno, he de aclarar que esto no es exclusivo del mundo blogosférico, sino que es patente en cualquier otro aspecto de la fama. Porque, vamos a ver, ¿quienes producen obras que gusten, en este mundo actual? Pues, o los artistas con mucho talento y que producen verdadera belleza, que tienen un algo, o bien los que se consideran seres más patéticos que todos sus lectores y cuentan sus miserias (bien en la tele, bien en blogs). Estos últimos tienen éxito no porque produzcan belleza, sino porque hacen sentirse mejor a la gente que les lee.

Y ahora, reflexionando con seriedad yo no me imagino poniendome al nivel del gran Eduardo, ni soy un artista como la Petite, ni tengo la capacidad de trabajo de Vigalounge. Así que lo único que me queda es finjirme una criatura humilde, un ser amable y benevolente que escribe una visión triste del mundo.

Como podrán haber comprobado, la segunda posibilidad es el camino sencillo, el camino de los tarugos, el de las cuatro reglas básicas sin talento que las acompañe.

Pero, como podrán deducir si ya me conocen un poco por mis escritos lo de ser (fingirme) humilde me sabe a aceite de hígado de bacalao (por cierto, ¿alguien sabe cual es el sabor del aceite de hígado del bacalao?). Como decía mi admirado Groucho: "las claves del éxito son la honestidad y la humildad. Si puede fingir eso, ya lo ha conseguido".

jueves, enero 19, 2006

Reflexiones de creación

Es cierto. Tienen razón. Si. Lo he estado pensando. Mea culpa. Avergonzando estoy. Mis disculpas.

Pero ahora se estarán preguntando: ¿que demonios habrá estado pensando este muchacho para sentirse tan culpable? Pues para que no se diga que no me vuelco con mis lectores, se lo voy a confesar: he estado pensando en hacer caso a esos consejos que tan alegremente nos sueltan los gurús para tener un blog que lea mucha gente. Si, queridos compañeros blogosféricos, me refiero a esos blogs que reúnen 50000 visitas en un año (cifra modesta, pero que a mi, sin embargo me resulta inalcanzable), y que, siendo más recientes que el mío, se encuentran ya con una fuerte base de comentaristas que aportan esa profundidad que según el profesor Dans aporta la conversación imprescindible para que el tinglado funcione.

Por supuesto, ni se me ha pasado por la cabeza pertenecer a esa élite de los 25 blogs más influyentes en castellano que tanto bombo dan en no se qué periódico de derechas (creo). Pero me pareció buena idea, para satisfacer a mi ego escritor, a ese artista que se supone todos llevamos dentro, y que el mio, tras 24 años de total y absoluta inactividad, ahora ha decidido despertar, queriendo recuperar además el tiempo perdido.

Atendiendo a muchas opiniones y leyendo muchos otros blogs, está claro que con este mi humilde diario (semanario), esa atracción de visitas no la voy a tener. Sobre todo porque aquí nada cuento, nada informo, más que ciertas paranoias que a nadie más que a mi pueden interesar. Pero estaba pensando en crear un nuevo blog. Un nuevo espacio, donde hacer ensayos de escritura, intentar centrarme en la prosa y el estilo, conseguir aunar temática para escribir algo más que incontinencias verbales. Prestar atención a la decoración del blog, currarme una plantilla yo mismo e imponerme una frecuencia de posteo. Poner fotos de tias en pelotas sin venir a cuento, e intercalar algún relato de alta carga erótica y/o pornográfica, para atraer visitantes incautos de los buscadores. Poder tener un grupo de críticos que me digan qué tal escribo, publicitarme por otros blogs... Todo esto por satisfacer el ego.

Pero mantener todo esto estresa, al final contraes responsabilidades para con tus comentaristas y tus lectores y al final tienes que escribir cuando no tienes ni malditas ganas. Si si, no hace falta que se saquen las uñas ante mis contradicciones, ya sé que un escritor tiene que escribir en todas las situaciones, tanto si llueve como si hace sol, tanto si tiene ganas como si no. Ese es otro de los motivos que me inclinan hacia esta nueva idea: la obligación de escribir para despertarme del letargo en el que me sume mi trabajo.

Ya veremos en qué queda todo esto. Pero no se preocupen, ya les avisaré si creo el nuevo espacio literario. Y por una vez, en este blog habrá una noticia de rabiosa actualidad y además, en primicia. Pero no se fíen. De momento, estoy entretenido leyéndome todos los posts de Salidas de Emergencia. Y tengo para rato oigan, que el hombre es prolífico que no veas. Pero no siempre tiene uno la posibilidad de leer literatura de una persona que se lee a Dante Alighieri o a Homero.

Disfruten de la vida, que no dura nada.

jueves, enero 12, 2006

Enlaces interesantes

No me he olvidado de mi blog, ni de esos cuatro lectores despistados que de vez en cuando se pasan por estas páginas, leyendo las letras que mis dedos teclean, con fluidez, durante mis interminables jornadas laborales con poco o nada que hacer.

Lo único que ocurre es que sentimientos demasiado íntimos bullen en mi interior, impidiéndome sentir cosas que si podría contar. Un escritor que se precie no debería ocultar sentimientos: sus escritos son reflejos de su alma. Pero me tendrán que disculpar estos celor por preservar mi intimidad: después de todo, yo no soy un escritor.

Pero, para ofrecer algo atractivo (por una vez en este mi blog) les voy a recomendar algunos enlaces que he descubierto en mis vagueares sin rumbo por la red virtual que nos une, a ustedes y a mi en un todo que podría llegar a considerar místico o incluso religioso si no fuera yo uno de los que contribuye a crearla y a expandirla.

La indudable revelación de este principio de año ha sido Salidas de Emergencia, donde un magnífico escritor demuestra un soberbio manejo de nuestra querida lengua castellana. Podría parecer pedante, pero la ironía y el sarcasmo que demuestran sus textos han hecho que sea el único ESCRITOR (así, con mayúsculas, como los grandes) que se puede permitir criticar El Código da Vinci (que ahora esta muy de moda. La crítica, no el libro).

No menos impactante, pero por otras razones, ...hmmm...,el blog de Javi Moya. Uno de los blogs mas leídos en castellano, maldita la falta que le hace que yo le enlace en este mi humilde blog. Pero sirva esta mención de sentido homenaje a los buenísimos ratos que me ha hecho pasar (y lo que le queda, porque no se le ven ánimos de parar) gracias a sus links a páginas cada vez más estrambóticas, bonitas, divertidas o en ocasiones escatológicas; su capacidad para encontrar los juegos flash más adictivos y esos videos de adolescentes hormonadas bailando delante de una webcam. Gracias por seguir haciendonos perder productividad laboral: los que nos aburrimos te lo agradecemos.

Pilimindrina, una bióloga que no sabe estarse quieta. Una géminis como yo, que ha acabado ganándose mi cariño y aprecio por atreverse a hacer todas esas cosas que me hubieran hecho feliz, pero que nunca hice. Y además sabe contarlo de tal manera que me deja saborear esa vida, que hubiese sido la mia si no fuera tan cobarde.

Y, por supuesto, un recuerdo para la mas querida, la mas adorable, la verdadera artista, la que sabe descubrir la belleza en cualquier parte y mostrárnosla a los profanos, la que sabe capturar el momento del haiku en entradas de blog, porque todo en ella es belleza y armonia: La Petite Claudine, que después de un retiro, ha vuelto y me sigue teniendo a sus pies para lo que guste, aunque jamás me atreva a desvirtuar su bella página publicándole un comentario con mi rudo y tosco manejo del lenguaje. Por favor se lo pido, lectores mios, no dejen de añadirla a su lector de feeds. No todos podemos ser artistas, pero gracias a ella podemos soñar que lo somos.

Para finalizar permítanme desearles que este año sea mejor que el precedente. Volvemos a estar en lo mejor de un viaje: justo al principio con un montón de cosas por descubrir.