miércoles, agosto 30, 2006

Hola, me llamo Guybrush Threepwood y quiero ser un pirata



jueves, agosto 24, 2006

La gente no se atreve con la beta

Nada más salir, voy yo, y con la falta de sentido común que me caracteriza cambio mi único blog a la beta de blogger para probar las cosas nuevas. Más que nada porque en el manual de instrucciones te aseguraban que pasase lo que pasase tenían una copia de seguridad de tus posts y que jamás ibas a perder nada. Pues siendo asi... todavía mejor, ¿no?

Pero hete aquí que, aunque muchos de los blogs que leo se alojan en blogger y pese a ser blogs de tecnología, de los que se compran la última mierda que sale al mercado sólo porque tiene muchas lucecitas y una pantallatáctilcongpsyumtsybluetooth, no son capaces o no se atreven de probarlo. La única persona (aparte de mi) que he visto que haya probado la beta de blogger, ha creado un blog nuevo (WTF!!) para publicar allí y probar la beta (no me pidan enlace, lo he perdido).

La verdad es que la beta sí que da unas ventajas increíbles, sobre todo a la hora de modificar la plantilla de la página, que se hace mediante un drag&drop que... pero bueno, si lo que quieren son explicaciones sobre cómo funciona una tecnología, busquen en los millones de blogs que no tratan sobre mí.

Ya saben, si son lectores habituales, que aquí no van a encontrar información de utilidad. Y si son nuevos, no se preocupen, ya se darán cuenta en cuanto lean posts durante una semana.

martes, agosto 22, 2006

Caracol

Si si. Ya sé que no soy coherente conmigo mismo. Un día digo que odio escribir letras de canciones, y poco tiempo después les obsequio con una. Aprovéchenla, queridas lectoras, porque es lírica pura, y ya no verán más letras de caciones en este su blog (por lo menos hoy):

Caracol, by BerzasTM

Hola, me llamo Aniceto Valdivieso y les voy a cantar la canción del caracol.

Si quieren saber ustedes,
la historia del caracol.
Viven en la tierra como las patatas,
no tienen orejas narices ni patas.

lunes, agosto 21, 2006

Bizcochito

¿Alguien se acuerda de aquella maravillosa serie (hasta que degeneró) llamada Ally McBeal? Protagonizada por Calista Flockhart cuando todavía no era anoréxica ni estaba liada con el Harrison (¿porque ahora está liada con él, no?). Era simplemente genial.

Pero no les he traído hasta aquí para hablar de una teleserie americana, sino de mi (¿acaso lo dudaban?). Había un personajillo en aquella serie que empezó como totalmente secundario, pero que progresivamente fue ganándose el cariño del público hasta llegar a hacerse un hueco como co-protagonista, llevando casi todos los casos junto con la inocente Ally. En fin, este personaje (llamémosle bizcochito), nunca se escribía los alegatos, sino que se descalzaba y los preparaba mentalmente mientras caminaba alrededor de una columna.

En ese momento, un personaje que me hacía gracia, un simple alivio cómico se convirtió casi en mi héroe. Le había mostrado al mundo MI forma de preparar exposiciones, exámenes y todo lo que se terciara. Descalzo, andando en círculos en mi habitación (no tenía una columna, sino le hubiese dado vueltas y más vueltas) y murmurando para mí la exposición o alegato del día siguiente, o incluso el examen escrito que me tocara hacer, imaginando que me preguntaban todo el temario.

Esta curiosa costumbre mía me llevó a no pocas discusiones con profesores y padres sobre los hábitos de estudio, que debían consistir (quizás se acuerden de aquellas clases de hábitos de estudio) en resúmenes, esquemas, apuntes, búsqueda de información... En fin, un largo etcétera de libros marcados con ese color amarillo (verde en ocasiones, rosa en algún caso) fosforito que hacía daño a los ojos (¿de verdad alguien podía estudiar con las letras en ese color?), folios escritos en tres colores diferentes con esquemas desarrollados uniendo todos los temas y toda la parafernalia ya conocida.

Si no estudiaron nunca y no fueron al colegio, al instituto ni a la universidad (les educó al universidad de la vida) pueden contemplar lo que les digo en las numerosas bibliotecas de su localidad, especialmente en temporada de exámenes. Yo, desde pequeñito me negaba a escribir una sola palabra, ni siquiera tomaba apuntes. Por supuesto lo de los esquemas y resúmenes ni hablarlo. Simplemente me leía la lección, recordaba lo que se había dicho en clase (si, continuamente me dicen que tengo una memoria prodigiosa... hasta que se dan cuenta de que en realidad no :P) y lo unía todo resumiendo en mi cabeza, mientras caminaba de un lado al otro para desconcierto de propios y extraños.

Por supuesto, y dados los resultados académicos (jamás suspendí nada, excepto caligrafía :D), hice callar a todo el mundo y jamás se me pusieron excepcionalmente pesados con los hábitos de estudio. La clave, el punto de inflexión vino cuando tuve que realizar mi primera exposición en público. Yo la creé en mi mente, y la repasaba y la pulía sin apuntar una sóla palabra. Mi madre protestó. Dijo que debería apuntar, llevarla bien preparada (si no la apuntas, no la puedes llevar correctamente, arguyó). Y sinceramente, no pude. Me suponía demasiado esfuerzo el escribirla. Por supuesto la presentación fue todo un éxito, dejando asombrado a un público de niños que maldita la gracia les hacía tener que estar escuchando tochos de toda la clase. Sobresaliente al canto.

Esto de nuevo volvió a acallar los consejos, ya de una vez para siempre, y se aceptó mi método de preparación. Lo que explica el shock que hubo en casa cuando vimos a bizcochito hacer exactamente lo mismo. Hubo cachondeo durante una semana.

Pero este método no estaba exento de problemas. No podía ir a "estudiar" a la biblioteca, como mis compañeros, porque hubiese sido demasiado ridículo y no me hubiera concentrado. No me servía para asignaturas de ciencias, como las matemáticas (Lo que explica mis -relativamente- bajas notas en ese área y en la universidad -WTF!?!? ¿Por qué elegiría yo una ingeniería? Ah si, tenía salidas-).

Pero el principal problema es que, pese a ser capaz de hilvanar historias perfectas, preciosas, con gran sentido del ritmo y contarlas si alguien quisiera escucharme embelesando a la audiencia si la tuviere, soy incapaz de escribirlas. Una vez creadas ya no me dan más placer y escribir algo ya creado me resulta un trabajo tedioso y repetitivo.

Parece que gracias a estas reflexiones, vamos llegando al quid de mis problemas. Me voy conociendo mejor, y ustedes, lectores, también me van conociendo mejor. Por cierto, me voy a apuntar a cursos de teatro a partir de septiembre, a ver qué pasa.

jueves, agosto 17, 2006

Banda Sonora

La banda sonora que le va al día de hoy es Would you love a monsterman? de Lordi. Los descubrí vía eurovisión y me encantan.

Lo de poner letras de canciones en el blog me parece una mariconada así que a quien le interese, le dice al amigo Google: Lordi Lyrics y ahi está.

El poder de la palabra escrita

A Hermione le están empezando a salir las tetas [...], lo cual da más juego de lo que podáis pensar, [...] porque puedes fantasear con ella y la Natalie Portman del Profesional arrancándose mutuamente la inocencia a lametones

Somófrates dixit.


Una sola frase. Hoy ya no puedo trabajar más.

miércoles, agosto 16, 2006

Blog movido a beta

He movido el blog a la Beta que acaba de sacar Google para Blogger (ya era hora de que hicieran algo). Imagino que para vostros no cambiarán demasiadas cosas, para mi, algo cambia...

Ya iré contando cómo evoluciona esto.

martes, agosto 15, 2006

La oscuridad me rodea, tinta mis perspectivas de un color oscuro que juntándose con el colorido mundo, deja todo de color un gris asqueroso, chorreante y mareante.

Trato de buscar una luz que ilumine mi eterna oscuridad, un foco, una guía que me permita navegar a través de esta negrura perpetua que hiela mi alma y mi corazón. Intento encontrarla a través de la música, pero ya ni siquiera eso me caldea ni me guía, sólo incrementa mi sensación de soledad.

Lo que necesito no lo puedo tener. Esto se está convirtiendo en recurrente en mi patética vida, pero es cierto: ella ya no está.

Mientras tanto, grito en la oscuridad. Nadie me hace caso. A nadie le importa lo más mínimo. La soledad me hace fuerte, como el acero. Pero el acero también es rígido, y se rompe con facilidad si se aplica demasiada presión.

La oscuridad me rodea, y yo he perdido la esperanza de encontrar una luz. Extraigo mi fuerza de esa misma oscuridad: seré por siempre una criatura de las tinieblas. Pero a veces, sólo a veces, desearía ser capaz de crear belleza, de amar...

Pero me es negado: ella ya no está y nadie más amará a una criatura de las tinieblas.

miércoles, agosto 09, 2006

Bajón y recuperación

Ayer no escribí nada porque tuve uno de mis ya familiares bajones de autoestima, que, evidentemente, lleva aparejada una tristeza infinita y una pérdida total del interés por el mundo que me rodea y por mi futuro.

Sin embargo, gracias a visionar un par de capítulos de Padre de Familia, y la peli de Trainspotting, la verdad es que el día se empezó a arreglar. Y se arregló definitivamente por la noche, viendo Anatomía de Gray, que, a falta de House, se ha convertido en mi serie favorita, y de hecho, es lo único que veo últimamente en la televisión (si se puede seguir llamando televisión a lo que dan por el aparato ese en verano). Es deliciosa... Una bondad tan pura, ains, aunque sea ficción, ver esas cosas siempre alegra el alma.

Ahora mismo ya he recuperado totalmente la moral y tengo ganas de luchar por los dos proyectos que tengo pendientes, y que referenciaré aquí cuando se aclaren un poco (a ver si salen o no). Incluso me están dando ganas de ponerme a escribir... cuatro relatos incompletos que tengo flotando por aquí... Debería acabarlos antes de empezar con uno nuevo...

Debo vencer la pereza, debo vencer la pereza, debo vencer la... gflgflfgfl (durmiendo)

lunes, agosto 07, 2006

Viruete

Vía un amigo que todavía no tiene blog (¿os imaginais? todavia queda gente sin blog: qué poco cools) llego a viruete.com, una página con un diseño infernal, digno de la más pura caspa de los inicios de internet, cuando la red todavía era totalmente 1.0 (beta).

Sin embargo, a esta página en concreto el diseño le queda espectacularmente bien. José Viruete es un tipo, de más o menos mi edad (de mi generación, vamos), que escribe magníficos artículos sobre cosas que le fascinan o le fascinaron. Y extrañamente todo lo que le fascina es cultura ochentera. Todo ese material audiovisual al que los de mi generación accedimos siendo simplemente unos niños y que se quedaron grabados en nuestra memoria, forjando nuestra personalidad de adultos.

Es increíble como logra hacer reír con artículos como el de los fruitis, unos entrañables (¿?) dibujos animados de producción española que ya juzgábamos como malos siendo pequeños (cuando todo te parece lleno de magia), y cuyo análisis resulta tan claro y preciso que como mínimo esbozarás una sonrisa.

Les invito a descubrir sus artículos y entrevistas con gente cada vez más cutre y menos glamourosa. Pasarán un buen rato. Además, que cuernos, es un miembro de la Generación X que tiene talento y capacidad para explotarlo. Podría ser yo, si no fuera tan vago. Eso sí: la gente no perteneciente a esa generación nacida a principios de los ochenta es probable que no entienda nada. Advertidos quedan.

Además, tiene blog.

viernes, agosto 04, 2006

Mediocridad

Pese a ser consciente de cómo funciona el mundo, resulta tan difícil asumir esa mediocridad, asumir que no eres capaz de llegar a cumplir tus sueños simplemente porque no tienes la capacidad o el talento necesario para ello. Es tan duro darse cuenta de que vas a seguir haciendo lo mismo año tras año, porque no eres capaz de aportar valor a nada mas...

Si no te gusta tu cuerpo, tienes dos opciones: o cambias la mente o cambias el cuerpo. Y cambiar la mente resulta, con frecuencia, la solución más sencilla, barata y rápida.

¿Y mi autoestima? ¿Where is it?

jueves, agosto 03, 2006

Generación X

Esta nuestra generación (o sea, la mía: del 75 al 85, más o menos) se califica de egoísta, hedonista, descreida y nada sufrida. La verdad es que tienen razón. No hemos sufrido una guerra, ni una dictadura. Las elecciones y la democracia han estado ahí desde que aprendimos a decir política (aciago día) y seguían estando y manteniéndose cuando empezamos a votar, tan felices, tan niños con nuestra primera papeletita en la mano, creyendo que contribuíamos a mejorar el país. Pasados algunos años (y esto ya depende de cada cual), aprendimos lo que significaba el palabro que aprendimos a decir tan jovencitos, y que soltábamos alegremente.

En nuestra gran mayoría hemos crecido en hogares con padres buenos, amables y preocupados por que la educación de sus hijos fuera la mejor posible. Todavía nos prohibían ver determinado tipo de televisión y teníamos que salir de nuestra habitación para verla. Una consola era algo que siempre tenía tu vecino, pero nunca tu, con lo que tenías que luchar con manos y dientes con otros niños ansiosos (hay algún animal más agresivo que un niño ansioso) para dejarte los ojos mirando un grupo de píxeles grandes como baldosas que se movían sobre un fondo inalterable. Había que desarrollar mucho la imaginación para llamar a eso videojuego, o incluso mundo.

Y nunca tuvimos que luchar por lo que se nos daba. Una buena educación, profesores que tenían potestad para castigarte y cuyas decisiones nuestros padres respetaban, considerándole un docente válido, aunque nos hubiera dado una torta. Generalmente nos la habíamos merecido, pero de eso, como de casi todo en la vida, nos dábamos cuenta más tarde. Nuestros padres estaban encantados con nosotros, y nos protegieron de todas las privaciones y pesares que ellos sufrieron, en una encomiable tarea de hacernos una infancia tranquila y sin traumas.

Siempre confiaron en nosotros y nos apoyaron en las decisiones tomadas al llegar a la edad en la que uno empieza a tomar decisiones (en algunos casos 18, en otros a los 65, depende de la persona). Nos animaron convencidos de que éramos capaces de tenerlo todo, de ser llegar a ser ricos y de tener la vida con la que nos bombardeaban los anuncios. Era tan fácil triunfar en un mundo lleno de posibilidades para todos: donde la oportunidad estaba ahí y sólo tenías que cogerla.

Incluso el gobierno se contagió de este clima, creando un sistema educativo igualitario, donde todo el mundo debía tener las mismas posibilidades de acceso a la universidad. Y después, el señor universitario se pasearía por el mundo laboral plagado de empresas que solicitarían sus servicios, pagándolos a precio de oro y conciliando sin poner pegas la vida laboral y familiar.

Todo era tan bonito, tan perfecto... Lástima que al crecer nos hayamos dado cuenta de que todo eso era un bulo, que no tenían razón. Que las personas no somos iguales unos a otros, que tenemos distintas capacidades, que hay gente lista y hay gente tonta, que hay gente vaga y hay gente trabajadora, que hay gente conformada y hay gente ambiciosa, que hay gente alegre y hay gente depresiva... Que somos todos tan distintos que un sistema educativo y social igualitario es discriminatorio.

Todo era tan bonito, tan perfecto... pero ahora tenemos ingenieros informáticos quejándose de tener que trabajar de picateclas por un sueldo exiguo, dándose cuenta de que nadie les saluda levantándose el sombrero y pronunciando un "Buenos días, señor Peláez", acompañando el gesto con una cortés inclinación de cabeza. Y se dan cuenta de que en ese mundo ideal que nuestros padres nos pintaron no existían los picateclas. Ni los pizzeros, ni los encofradores, ni los asfaltadores de carreteras, ni los fontaneros, ni los verduleros.

Es ahora cuando nos hemos dado cuenta de que todo lo que nos contaron era mentira. No somos los más listos de la clase. Sólo somos picateclas. La historia de nuestros padres se repite.

Gracias, Chuck

miércoles, agosto 02, 2006

Game Designer

Andaba yo estos últimos meses sumido en la posibilidad de trabajar como Game Designer (o Diseñador de Juegos, en lengua de Cervantes) en la industria del videojuego. Es un trabajo muy creativo, en el que tienes que escribir un montón y manejar a un grupo de artistas y programadores para llevar a cabo tu visión.

La verdad es que sólo de pensarlo ya se me está cayendo la babilla, aunque me temo que esto de caerse la babilla no me pasa sólo a mi. Apliqué (por usar un anglicismo que los puristas me perdonarán, porque viene al pelo) a un par de sitios y de uno de ellos me hicieron incluso una prueba, que, por razones que nadie me explicó, me negó el acceso al tan ansiado nirvana. La prueba consistía en el diseño de las partes más importantes de un juego de plataformas, además en inglés. Sencillo.

Tras esta experiencia frustrada y algunos currículums diseminados por las empresas de videojuegos más relevantes (relevante: que no sean las de los tres amigos que se juntan para intentar vivir del juego indie), no he tenido más noticias ni han aparecido más anuncios pidiendo game designers (me perdonen el término, el puesto de trabajo de llama así), salvo de la empresa que ya me rechazó, y a la que no considero correcto volver a aplicar (cosas del amor propio, oiga). Por otra parte es normal, no todos los días se necesitan diseñadores de juegos en este mi país, otrora conocido como España y actualmente conocido como El Reino del Ladrillo, tan amante de la creatividad y la rotura de barreras tecnológicas por medio de la innovación. Sea.

Así, que movido por la curiosidad, me pongo a mirar ofertas en los Estados Unidos de América, ya saben la tierra esa de allende los mares que tantos amigos está haciendo por el mundo gracias a haber votado unáninemente a un presidente intelectual y erudito. Y allí, tierra de libertad y oportunidades, hay ofertas casi diarias de ese puesto tan increíble. Lamentablemente, por los requisitos de las ofertas no he debido ser yo el único genio que se deja deleitar por esa perita en dulce (!!), y la verdad es que lo que piden simplemente para aplicar es tan galáctico (uso el término de moda para paliar el efecto de mis anglicismos en los puristas) que casi da miedo. Y lo de salir de la cómoda protección de la casa de tus padres en un país tranquilo para ir a hacer las américas (no me negarán que esta expresión me viene que ni pintada) a un país de fanáticos en el que hay más de once mil (¡once mil!) heridos por arma de fuego al año no es en absoluto menos atemorizante.

Todo esto unido a una situación laboral profundamente desmoralizante y a la interiorización repentina de que estoy a años luz de tener el talento necesario para la creacion artística me está empezando a desencadenar la primera depresión desde hace meses.

De momento aguanto, simplemente refugiándome en mundos mejores que este creados por mi imaginación para la ocasión y pasando completamente del trabajo. Evidentemente esto me puede acarrear problemas a no demasiado largo plazo (más o menos cuando se den cuenta de que no hago nada de lo que me dicen...), pero ¿qué es más importante, mi equilibrio mental o un par de mierdaplicaciones que nadie va a usar? Depende del punto de vista ;)