viernes, septiembre 23, 2005

La sutilidad de los sentimientos

Yo soy una persona de carácter terriblemente fuerte, que no teme enfrentarse en solitario a los desafíos. De hecho, prefiero enfrentarme a cualquier cosa en solitario, ya que cuanto más solo estoy, mas fuerte me vuelvo. Me apoyo en otra gente, desde luego, es más divertido así, y siempre hay que tener un mínimo de vida social. Pero, al contrario que las demás personas que conozco, a mí no me importaría en absoluto estar solo en el mundo.

Esta fortaleza indica a los demás (todo a nivel subconsciente) que no me van a poder mangonear, que nadie en la sala va a poder eclipsarme, porque yo soy más fuerte que cualquiera de ellos. Esto lo notan hasta mis jefes. Se me acercan y me hablan con un respeto mucho mayor que a mis compañeros, y no me ordenan hacer cosas, me las piden (salvo contadas veces). ¿Acaso yo contesto mal a los jefes? No. ¿Acaso les miro mal? No. ¿Acaso les bufo o les insulto cuando se me acercan? Desde luego que no. ¿Acaso soy desagradable? No, soy encantador. De hecho, está claro que la respuesta a todas estas preguntas debe ser no, ya que si hiciera alguna de estas cosas, ya podría tener toda la personalidad que quisiera, que me iba a la calle de una patada.

De todo esto yo no me doy cuenta. Gente a la que aprecio y que me conocen bien me lo ha dicho. Incluso me dicen que hay dias en los que ellos también se me acercan con respeto, con miedo incluso. Eso me llega a ofender, jamás les haría nada, son muy queridos para mi. He meditado mucho al respecto, y, al final, en la soledad de mi habitación, he llegado a la conclusión de que siempre, en todas las relaciones sociales hay una persona que domina sobre la otra, en función de lo fuerte que sea esa personalidad. Las mágicas y misteriosas relaciones de igualdad no existe. Lamento chafar vuestros sueños.

Una persona siempre está supeditada a otra, nada más se conocen y se empiezan a tratar. Esto es más como un "yo tomo parte de la personalidad que tu exudas" y "yo no puedo tomar nada de tu débil personalidad porque te la quedas dentro mientras absorbes de la mía". Bueno, creo que sólo en una ocasión he estado en el segundo caso. Una persona en toda mi existencia de 24 años es realmente poco, considerando a toda la gente que he conocido (probablemente si conociera a Steve Jobs, también me arrollaría con su personalidad, por eso me fascina)

Al darme cuenta de esto, me dije: anda, si puedo tomarlo como una "ventaja" a la hora de ganar dinero (sí, soy un materialista, creo sinceramente que el dinero da la felicidad, y no me molesto en ocultarlo. En otro post hablaré de esto). La gente no se atreve a llevarme la contraria en la mayor parte de casos. No porque yo imponga nada ni sea un tirano, sino porque simplemente mis ideas van cargadas de un chorro de personalidad que hace que el receptor tome mi idea como la mejor que se le podía haber ocurrido. No se trata de imponer, se trata de sugerir (si tratas de imponer algo, la gente se blinda y no atenderán a razones). Si consiguiera controlarlo. Cada vez que trato de fijarme en él, desaparece, no consigo amarrarlo, no consigo ser consciente de que ejerzo ese efecto en las personas. No sé manipularlo.

Queda satisfecho mi ego de momento, gracias a mi masturbación pública.

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