jueves, febrero 10, 2005

El software como experiencia física

Desde que empecé en el mundo de la informática, siempre dije que no quería programar, que lo que yo quería era administración de sistemas. Esto ya lo sabéis por mi post anterior.

Sin embargo, he estado pensandolo bien, y cada vez que me pongo a programar en serio, me lo paso como un enano, mientras que tener a punto mis sistemas en casa después de hacerles perrerías y demás putadas, me estresa mucho. Indudablemente me gusta el hardware, pero me estoy dando cuenta de la sensación casi física del placer que me produce dejar mi mente vagar por los laberinto de este mundo tan recto, tan reglado y tan racional que es el software, donde todo está bajo mi control, donde construyo cosas.

Creo que es el mundo en el que a mí me gusta estar.

No soy un artista. No se crear nada, nunca he sabido, y esa sensación de ligera frustración siempre ha estado allí. No puedo ser un artista porque el arte nace del caos. Una mente sin reglas, sin horizontes es capaz de llegar allí donde nadie ha llegado, y entonces, crea algo que nadie mas ha hecho. Esto no es nada fácil. Por eso el mundo está lleno de artistas copiones y fracasados que no tienen en su mente el caos suficiente para poder formar un caldo primordial a partir del cual nacen las cosas. Mi mente para nada es caótica. Es muy ordenada, me encanta estar sujeto a reglas. Cuando entro en una situación nueva, me siento desorientado hasta tener reglas que seguir, que cumplir y que aprovechar en beneficio propio. Sin embargo, no puedo crear nuevas reglas.

Por eso el software me gusta tanto. A veces llego a abstraerme de manera que todo lo que me rodea es la arquitectura de la aplicación, y yo le voy dando forma, haciéndola crecer en un espacio tridimensional para que haga lo que yo deseo. La sensación de ser dios de mi propio mundo es muy gratificante. Entonces es cuando me convierto en un grandísimo programador, porque tengo toda la aplicación en mi cabeza, sin necesidad de anotar nada, lo recuerdo todo, y tengo soluciones para todo. Todo se vuelve trivial.

Sin embargo, alcanzar ese estado no me resulta fácil, y necesito trabajar sin los parones con los que llevo trabajando desde que empecé a currar en el mundo del desarrollo de software profesional. Además, lo más importante y lo que más me jode, necesito alquien que me diga lo que tengo que hacer, porque a mí no se me ocurre nada.

No hay comentarios: