viernes, octubre 07, 2005

La muerte de un sueño

Hoy me ha dado por pensar en lo que queremos ser cuando somos pequeños. Ya sabeis, cuando te hacen la fatídica pregunta de ¿tu que quieres ser de mayor? Cuando eres un niño pequeño es difícil tomarte en serio. En mi caso particular, cada vez que me preguntaban respondía una cosa distinta. Se ne ocurrían literalmente cientos, miles de profesiones con las que ganarme la vida. La gente que me conocía no me preguntaba porque sabían que iba a contestar algo cuya emoción me embargaba en ese preciso instante y durante apenas una hora.

Ya más mayorcito (15 años o así), cuando entré en el instituto, me tuve que empezar a plantear mi futuro en serio. Pero estaba exactamente igual de perdido que cuando era más pequeño. Pese a todo, iba ganando madurez, y tuve una revelación. Por fin supe lo que quería ser, mi pasión, a lo que dedicaría mi vida: ser piloto de avión. Todo consistía en entrar en la academia del aire del ejército (cosas de tener poco dinero) y, con mis altas notas no creía que me resultara difícil. Pero tenía (y tengo) una miopía galopante, que me negó la entrada desde el primer momento que cogí el teléfono y llamé para informarme.

Ahí estaba yo, con un sólo objetivo claro y sin posibilidad alguna de realizarlo. Nada se me ha vuelto a mantener estable desde ese desgraciado momento. Intenté por todos los medios buscar alternativas, pero ninguna me duraba más allá de 3 o 4 días. Cuando elegí la carrera, elegí algo que sabía que me daría trabajo, porque era inútil buscar la tan manida "vocacion". A mi vocación la habían matado.

Incluso ahora (con 24 añazos, carrera acabada, trabajando y progresando en mi trabajo), si alguien me pregunta que qué quiero hacer en mi vida, no tengo más remedio que decirle: no lo sé, todavía no lo sé. A lo que sigue un: ¿pero no tienes ninguna vocación?. Si, amigos míos, la tenía, y todavía la tengo, pero nunca podré hacerla realidad, a causa de la segregación debida a un defecto congénito del que no tengo ninguna culpa.

Ahora podré ganar mucho dinero, podré triunfar en la vida, podré tener a mi lado a una gran mujer que me quiera, y podré morir rodeado de amigos, pero sé que nunca podré realizar aquello para lo que he nacido.

NOTA: Para corregir ese problema de visión llevo lentillas y veo muy muy bien. Es decir, los médicos se empeñan en decir que es discapacitante para ejercer de piloto, pero todavía ninguno de ellos ha podido demostrarme que veía mejor que yo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No te lo tomes así.

Te aseguro que la profesión no es algo tan importante como parece cuando comienzas.

Dedicas todo tu tiempo a prepararte para una profesión y eso te hace tener la falsa impresión de que eso es lo más importante.

Creeme que no es así.

Si de verdad consigues "tener a tu lado a una gran mujer que te quiera, y puedes morir rodeado de amigos" tendrás lo único importante. No esperes a que sea demasiado tarde para darte cuenta.